sábado, 25 de agosto de 2012

LOS “PODRIDOS” DEGENERAN LA UNIVERSIDAD BASADRE

Estudiantes son el último eslabón: mendigan aulas, no cuentan con bibliotecas especializadas, estudian entre la chatarra y se exponen a enfermedades en los laboratorios. Increíblemente, la UNJBG ha recibido más de 130 millones de soles en los últimos cinco años. ¿A dónde se va el dinero?



28 de junio de 2012

Si Jorge Basadre Grohmann resucitara se espantaría de tan solo ver el triste y melodramático aspecto de una universidad que hoy lleva su nombre y cuyos gobernantes han hecho de ella lo que él llamaba una “charca”.

Quizá Basadre preferiría volver a la tumba al notar que la única universidad nacional que hay Tacna, en la ciudad donde nació, esté en el peor retraso por culpa de los “tres grandes enemigos de la promesa de vida peruana”: los podridos, los congelados y los incendiados.

Sí, los podridos, los congelados y los incendiados han hecho de la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann una charca, un páramo, una fogata, como decía el historiador. Autoridades y hasta docentes han pugnado por años cuotas de poder, rebajándose, denigrándose, dando ese sucio ejemplo a los estudiantes.

Hoy la universidad luce el peor de sus escenarios. En los últimos cinco años ha recibido 132 millones 817 mil soles, pero de ese presupuesto solo ha ejecutado nada menos que el 11.8%. A todas luces se observa una incapacidad de gasto, imperdonable en una universidad donde las carencias son las que sobran.

MENDIGANDO AULAS
Ingresar a la universidad por la puerta de la avenida Cusco da pena. Lo primero que se observa es la Facultad de Ingeniería Civil, Arquitectura y Geotencia, cuyas obras de reconstrucción, para las cuales se destinaron cerca de 3 millones de soles, están paralizadas desde hace dos años. Sus más de mil 200 alumnos mendigan aulas en otras facultades. Nadie ha hecho caso a sus quejas. El secretario académico de esta facultad, Jorge Espinoza Molina, nos dice que el rector de la UNJBG, Miguel Larrea Céspedes, ordenó recientemente que las obras se reinicien. Según Espinoza, en dos meses ya estarían terminadas las labores del primer piso de la facultad y que algunos alumnos podrán hacer clases allí. No sabemos si los estudiantes soportarán el ruido de las maquinarias que serán utilizadas para la culminación de obras de los otros dos pisos.

Al momento, lo que observa alrededor de esa obra solo son clavos, maderas,  ladrillos regados por el piso y unas esteras que intentan cubrir lo intapable. “Hay materiales de construcción que ya no sirven porque se han vencido. Es decir, se ha perdido dinero”, dice Toribio Chambilla Durand, presidente de la Federación Universitaria de Tacna (Funt).

¡CUIDADO, UN BALÓN DE GAS!


Si algunos alumnos mendigan aulas, otros piden microscopios, guantes, destiladores, reactivos, computadoras…y un sinfín de materiales de laboratorio. Todo eso es lo que hace falta en la Facultad de Ciencias, como también ambientes adecuados.

Para ingresar, por ejemplo, al laboratorio de Micología y Virología hay que tener mucho cuidado. Un paso en falso y podríamos hacer caer insumos y líquidos químicos o, peor aún, haríamos explotar un balón de gas que inadecuadamente se halla en este reducido ambiente, donde a diario ingresan veinte alumnos, pero que solo tiene capacidad para cinco.

Todo el ambiente de este laboratorio está en desorden y los objetos entremezclados. Hay dos escobas y bolsas de basura cerca de una pequeña cocina. En la mesa de práctica no hay espacio para nada, los alumnos no saben ni dónde poner sus mochilas, algunas veces lo hacen en el piso. Llevan cursos de virología, microbiología, industria de suelos, biotecnología, pero les hacen falta microscopios, placas, reactivos y demás materiales de trabajo. “Tenemos insumos que están vencidos, que ya tienen entre cinco a ocho años, lo que genera que salgan errores en nuestro trabajos de investigación. Tenemos solo tres autoclaves, que son equipos de esterilización para manejar materiales contaminados por hongos y bacterias”, sostiene la alumna Magaly Flores Arratia, consejera de la Facultad de Ciencias.



Los estudiantes nos cuentan que la universidad no les provee de guantes ni de mascarillas, y si las quieren tienen que poner de sus bolsillos. En más de dos ocasiones ha habido alumnos que han adquirido diarreas, gripes y otros malestares por falta de materiales de seguridad.

“Realizamos investigaciones sobre aislamiento de bacterias, trabajamos con hongos dermatofitos (…), pero no tenemos los equipos suficientes para hacer más cosas”, comenta Flores.

¿MUSEO O UNIVERSIDAD?
En el laboratorio de química los profesores que ya pintan canas solo le ponen buena cara al mal tiempo. “La verdad no sé si esto es laboratorio de química o un museo”, nos dice un docente a modo de broma mientras nos enseña el ambiente. Así, nos muestra por ejemplo unos hornos, una campana de gases,  una balanza analítica, una bomba de vacío y otros equipos que fueron adquiridos para el laboratorio de química en la época de Juan Velasco Alvarado.

Cuando le preguntamos si alguna de esas máquinas sirve nos dice que “no, ninguna, por algo digo que esto es un museo”. Y cuando le consultamos cómo hacen los alumnos para formarse profesionalmente, señala que “con lo que haya”.  “Cuánto desearíamos tener equipo de tecnología moderna, no pedimos los de última generación, pero al menos que nos den algo moderno”, se queja.

MÁS CARENCIAS
En la Escuela de Minas también aprenden con lo que haya. Sus cuatro laboratorios (de mecánica de suelos, mecánica de rocas, maquinaria minera y topografía), tienen múltiples carencias. Hay equipos que ya no funcionan por falta de mantenimiento. 

En la Facultad de Ingeniería Pesquera los servicios higiénicos de la primera planta están colapsados. Es una realidad que se vive desde hace años, pero que ninguna autoridad ha puesto interés en resarcir el problema. De otro lado, la Escuela de Comunicaciones no cuenta con equipos de radio y televisión, pese al ingente presupuesto que recibe la universidad.

En vida, Basadre habló sobre la necesidad de contar con mentes y espíritus modernos abiertos a la investigación. Los estudiantes basadrinos tienen ansias de aprender y aportar a la sociedad con sus nuevos conocimientos, pero las herramientas que brinda la universidad son insuficientes.

La falta de bibliotecas virtuales y especializadas es una de las carencias que aqueja a todos las facultades por igual. Ni la Biblioteca Central está modernamente implementada. Por el contrario, detrás de ella hay chatarra acumulada, maquinarias viejas que dan un pésimo aspecto.
“En la universidad el problema siempre ha sido político, es por la cuota de poder. En primera instancia el rectorado, el vicerrectorado y los docentes se pelean por gobernar y cogobernar. Están despilfarrando el dinero en repintar la universidad, pero no resuelven los problemas de fondo. Nos están generando atraso”, asevera Toribio Chambilla.

No deja de tener razón y sus palabras serían esperanzadoras para Basadre. Pues para hacer un “país robusto”, señalaba el historiador, se necesita de una juventud entusiasta “con capacidad de sentir un íntimo asco ante toda la falsificación de valores”. Chambilla indica que pronto la Federación emitirá un pronunciamiento sobre estos notables problemas y que tendrán como objetivo poner su grano de arena en resolverlos.

Tienen que hacerlo o seguirán en la misma charca. Él mismo lo reconoce: “Los estudiantes somos la última cadena, nosotros somos los perjudicados. Nos afectan de tres maneras. Primero, porque en nuestra formación profesional tenemos trabas en el camino; segundo, cuando buscamos prácticas y no las encontramos; y tercero, cuando salimos afuera y nos topamos con otra realidad. Ya no podemos seguir en la mediocridad”.

En dos ocasiones buscamos al rector Larrea, pero estuvo muy ocupado y no podía atendernos. La primera vez fue el viernes 15 de junio, pero nos mandó a decir que tenía que celebrar el Día del Padre con los trabajadores administrativos. En la segunda ocasión, estaba muy atareado porque se estaba cambiando de oficina. Esta última escusa nos dieron en Vicerrectorado.

DATO
El MIM precisó que la universidad Basadre es una de las que mayor cantidad de presupuesto recibe a nivel nacional por concepto de canon minero. El año pasado percibió 17.5 millones de soles.

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